Jalisco registra brote de sarampión con 70 casos confirmados

Autoridades de salud de Jalisco informaron que la entidad alcanzó 70 casos confirmados de sarampión, un número que catapulta al estado al tercer lugar nacional en contagios.

Según el titular de la Secretaría de Salud estatal, Héctor Raúl Pérez Gómez, más del 90 % de los casos corresponden a personas procedentes de otros estados o hijos de jornaleros que no cuentan con el esquema completo de vacunación.

El funcionario detalló que los contagios se distribuyen de la siguiente manera: la mayoría están en el municipio de Arandas, mientras que otros municipios afectados son Jesús María, Tepatitlán y Zapopan.

De los casos registrados, uno fue considerado grave: se trató de un menor en Tepatitlán que requirió atención hospitalaria, aunque ya se encuentra en recuperación.

La dependencia de salud señaló que se está fortaleciendo la vigilancia epidemiológica, especialmente en zonas con alta movilidad de población trabajadora itinerante.

Asimismo, se han activado campañas de refuerzo de vacunación. Pérez Gómez hizo un llamado a la población para revisar las cartillas de inmunización y completar el esquema de vacuna triple viral (sarampión, rubéola y paperas) si faltan dosis.

En el contexto de este brote, también se aplicará la vacuna doble viral para ciertos grupos poblacionales, como adultos que desconocen su estado de vacunación o personal de salud.

La estrategia contempla la administración anticipada de dosis en menores de seis meses, en lo que se conoce como “dosis cero”, que no forma parte del esquema base pero sirve para proteger frente al brote.

El crecimiento del número de casos en tan poco tiempo ha encendido señales de alerta. Jalisco ocupa ahora el tercer sitio nacional en casos confirmados, solo detrás de Chihuahua y Sonora.

Ante esta situación, las autoridades estatales enfatizan que el fenómeno antivacunas a nivel internacional ha sido un factor que ha favorecido la reintroducción del virus.

Adicionalmente, se contempla que algunos contagios sean importados o vinculados a movilidad laboral interestatal.

Aunque aún no se ha declarado una emergencia sanitaria por el brote, la Secretaría de Salud mantiene vigilancia permanente con monitoreo constante de los municipios afectados.

También se han activado cercos epidemiológicos: se identifican los contactos directos de los casos confirmados para vacunar y monitorear posibles nuevos contagios.

La enfermedad presenta síntomas como fiebre alta, tos, congestión nasal, conjuntivitis, manchas blancas en la boca y erupción cutánea, que normalmente inicia en cara y cuello y se extiende al resto del cuerpo.

Entre sus complicaciones pueden figurar neumonía, infecciones del oído, diarrea grave o riesgo neurológico.

La vacunación oportuna no solo protege al individuo, sino también a la comunidad al interrumpir las cadenas de transmisión del virus.

En el estado se proyecta aplicar al menos 180 mil dosis entre la población que requiere completar esquema o que está en zonas con riesgo elevado.

El llamado de las autoridades es claro: quienes no sepan si completaron su esquema vacunatorio pueden acudir a centros de salud y recibir una dosis de refuerzo sin costo.

Los municipios con mayor concentración del brote, como Arandas, han sido priorizados para distribución de vacunas y atención clínica.

Las áreas rurales con población migrante son particularmente vulnerables, debido a que muchas familias llegan sin registro completo de inmunización.

El sistema de salud estatal ha reforzado su coordinación con servicios municipales y federales para asegurar que haya suficientes insumos, personal y capacidad de respuesta.

Se anticipa que esta crisis sanitaria pueda extenderse si no se controla con rapidez, por lo que también se ha convocado a la vigilancia ciudadana: reportar síntomas sospechosos, acudir a vacunarse y mantener las medidas de higiene necesarias.

La población más afectada hasta el momento son niños entre los 5 y 9 años, aunque los contagios pueden presentarse en cualquier rango de edad si no hay cobertura adecuada.

La Secretaría de Salud en Jalisco aseguró que, pese al incremento, no hay casos activos con graves complicaciones, salvo el menor ya atendido y dado de alta.

Uno de los retos que enfrentan es supervisar zonas donde las jornadas agrícolas atraen poblaciones móviles sin acceso constante a servicios médicos.

Se reitera la urgencia de que estados de donde provienen jornaleros realicen una mayor vigilancia y cobertura de vacunación, para prevenir que brotes como este se propaguen.

En paralelo, se prepara una campaña informativa masiva para que los ciudadanos conozcan síntomas, vías de contagio y la importancia de vacunarse.

La secretaría también valuará recursos adicionales para fortalecer la infraestructura de vigilancia epidemiológica, laboratorios y unidades médicas.

Es probable que en días próximos se actualicen las cifras y se registren nuevos casos conforme se intensifiquen los estudios y rastreos.

El brote de sarampión en Jalisco juega un papel de alerta para todo México: refuerza la necesidad de mantener coberturas de vacunación robustas y sistemas de detección temprana funcionales.

Este episodio recuerda que, incluso si una enfermedad parecía controlada, puede reemerger si se debilitan las barreras de prevención.

La población debe permanecer atenta, especialmente quienes presenten síntomas respiratorios acompañados de erupción, y acudir de manera temprana a servicios médicos.

La vacuna, se insiste, es la mejor defensa; no hay medicamento específico para el sarampión, por lo que el control depende de la prevención.

Autoridades estatales realizan revisiones constantes para ajustar la respuesta: recursos humanos, rutas de vacunación y estrategias de comunicación.

El seguimiento de contactos cercanos es clave para limitar nuevas cadenas de transmisión.

El brote en Jalisco es una prueba de la fragilidad que representa el rezago en vacunación en tiempos recientes.

Mientras tanto, las autoridades hacen un llamado a no caer en pánico, pero sí a tomar con seriedad la información oficial y colaborar con las medidas de salud pública.

La meta es contener el brote con prontitud, reducir los contagios adicionales y proteger a las comunidades más vulnerables.

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