Jalisco se encuentra al borde de una crisis hídrica profunda debido a la combinación de sequías prolongadas, infraestructura obsoleta y cambios climáticos, una situación que amenaza seriamente la disponibilidad de agua en el estado y el suministro para millones de habitantes.
Especialistas en recursos hídricos y autoridades estatales han advertido que el crecimiento urbano desordenado y la sobreexplotación de los mantos acuíferos han reducido drásticamente la disponibilidad de agua. Actualmente, más de 30 de los 59 acuíferos del estado están en condición crítica, lo que compromete no solo el suministro actual sino también el futuro del recurso.
La crisis se presenta de forma contradictoria: mientras que amplias zonas rurales sufren por la escasez de agua, la Zona Metropolitana de Guadalajara experimenta inundaciones severas durante la temporada de lluvias debido a que el sistema de drenaje y conducción no responde a las condiciones actuales.
El cambio climático contribuye con patrones de lluvia más intensos pero de corta duración, lo que provoca escurrimientos rápidos que no alimentan cuerpos de agua ni recargan acuíferos, mientras que la evaporación elevada reduce aún más la disponibilidad.
Para enfrentar este reto, expertos señalan la necesidad de una inversión superior a los 100 mil millones de pesos que permita modernizar redes hidráulicas, construir nuevas plantas de tratamiento y proteger las cuencas. También destacan la urgencia de una planificación hídrica con visión hacia 2050 que integre estrategias de manejo sostenible del agua.
Sin embargo, el presupuesto actual destinado a infraestructura hidráulica se mantiene sin incremento significativo, lo que limita la capacidad de respuesta inmediata y a largo plazo. Esto pone en evidencia la complejidad del problema y la necesidad de acciones coordinadas entre gobiernos, municipios y sociedad para garantizar el derecho humano al agua en Jalisco.






