Una mochila, una maleta, unos tenis y una biblia pueden ser, para muchas personas, objetos comunes. Sin embargo, para Rubí, estos elementos se han convertido en la posible confirmación de su peor temor: la vinculación de su familiar, Merari Noemí García Mejía, con el rancho Izaguirre en Jalisco, al que familiares de desaparecidos califican como un “campo de reclusión y exterminio” de grupos criminales. Esta situación sigue siendo objeto de investigación por parte de las autoridades federales.
El 30 de agosto de 2024, durante una misa ofrecida en la Glorieta de los Desaparecidos en Guadalajara, Jalisco, Rubí escuchó el mensaje de una madre que decía: “Las madres no se rinden, hasta encontrarlos”. Esta reflexión de esperanza marcó el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, un recordatorio del dolor y la lucha de los familiares por hallar a sus seres queridos.
Rubí fue testigo de una transmisión en vivo del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, el 5 de marzo, que mostraba el rancho donde se encontraron restos humanos, prendas y objetos personales que las autoridades mexicanas vinculan con una serie de homicidios y otros crímenes. Aunque al principio le resultó “imposible” creer que entre los objetos encontrados estuvieran las pertenencias de Merari, pronto reconoció algunos artículos familiares: un par de tenis, una mochila y una maleta que Merari había mostrado en su perfil de Facebook. A pesar de la coincidencia, Rubí prefirió no hacer suposiciones.
Sin embargo, un detalle final cambió todo. Al final de la transmisión, cerca de un altar a San Judas, Rubí reconoció una biblia de pasta gris, inconfundible por su elegancia, similar a la que su madre le había regalado a Merari. Este hallazgo fue un golpe al corazón de Rubí, quien sintió que todas las señales apuntaban hacia el lugar donde podría estar su familiar. “Nunca le desearía eso a nadie, es algo muy doloroso”, expresa, visiblemente afectada por la angustia.
Merari, quien desapareció a los 19 años en Guadalajara, había compartido con Rubí, en abril de 2024, un mensaje en Facebook donde le ofrecían un trabajo bien remunerado, lo cual Rubí consideró sospechoso, especialmente porque Merari no había terminado la secundaria y el ofrecimiento parecía ser de un empleo falso. La oferta incluía clases de defensa personal y hospedaje, pero Rubí se preocupó, sobre todo por la conexión entre este empleo y el trabajo anterior de Merari como guardia de seguridad.
Tras este mensaje, Merari consiguió un trabajo, y Rubí pensó que había descartado la oferta extraña, pero dos días después, al no tener noticias de ella y al no acudir a recoger a su hijo, Rubí temió lo peor. La familia denunció la desaparición de Merari en la Fiscalía de Jalisco, un estado con la mayor cantidad de personas desaparecidas y no localizadas en México, con más de 15,000 reportes hasta marzo de 2025.
El caso de Merari es una muestra más de la dolorosa realidad de las desapariciones en México, donde las familias luchan cada día con la esperanza de encontrar respuestas y, con ello, la verdad sobre el destino de sus seres queridos.
You must be logged in to post a comment Login