Clase Azul Tequila Añejo es el mejor regalo para papá

Hay muchas cosas que nos representan como mexicanos ante el mundo: el arraigo a nuestras raíces, historia, cultura, tradiciones, alegría, pasión y entrega, cosas que reúne Clase Azul Tequila Añejo, una bebida espirituosa que ha deleitado el paladar de muchos y ha dejado una huella indeleble gracias a su sabor y artesanía.

Si de algo debemos sentirnos orgullosos los mexicanos es que somos capaces de hacer de los momentos más comunes algo extraordinario. Y no se diga de los cumpleaños, aniversarios y ocasiones especiales. Somos expertos en imprimir nuestro sello de diversión y autenticidad para que cada festejo se vuelva algo inolvidable.

Un buen ejemplo, es el Día del Padre. Una festividad que, si bien no tiene una fecha establecida, es uno de los días más celebrados en todo el mundo y aquí te daremos tres poderosas razones del porqué este tequila es el regalo perfecto para papá.

No hay nada más gratificante y emocionante que buscar el regalo para papá. Una corbata, una pluma, unos lentes oscuros, una cartera… las posibilidades son infinitas. Pero piensa en esto, el obsequio que le des debe ser más que una cosa material, más bien contempla en darle un regalo que sea un objeto lindo, pero que a la vez tenga un mensaje y un significado especial.

Por ejemplo, regalar una botella de tequila podría parecer algo muy básico, pero la idea es que no llegues a su celebración con cualquiera en las manos. En Clase Azul Tequila Añejo no solo encontrarás una diseño sublime que eleva cualquier espacio, sino una fusión de sabores que rinden homenaje a la exquisita historia del agave, siendo prueba irrefutable del valor que tiene el tiempo sí mismo. Un ejemplar que a su belleza y significado, se le suma la cualidad de crear recuerdos y experiencias que perdurarán en la memoria por siempre.

Si lo que estás buscando es un obsequio que simbolice el amor y el respeto que sientes por tu padre, Clase Azul Tequila Añejo es una gran opción. Se trata de una bebida llena de detalles e historias que uno desea atesorar y compartir. Para empezar, se elabora con agave azul cultivado en Los Altos de Jalisco, una región de tierra rojiza con cualidades que hacen que la planta sea única, como la elevación, los minerales y las condiciones climáticas.

El proceso de transformación del agave respeta las tradiciones que hacen del tequila un elixir tan especial, como la cocción de las piñas en hornos de mampostería. Además, se fermenta con una levadura patentada y se somete a una doble destilación en alambiques de cobre.

En el caso específico de Clase Azul Tequila Añejo, el intenso color ámbar y su compleja variedad aromática son el resultado de una maduración de 25 meses en barricas de whiskey americano.

Las notas de cata nos hablan de un color ámbar con reflejos cobrizos, gran cuerpo y aroma a canela, clavo, avellana tostada, vainilla, mermelada de naranja, membrillo y roble tostado. Al probarlo se revelan toques de nuez moscada, clavo, mermelada de naranja y roble tostado, que finalizan con una sensación de sedosidad.

Su magnífica licorera es una oda al arte y diseño tradicional. Se hace a mano, por artesanos mexicanos en los talleres cerámicos de Clase Azul México, los cuales buscan preservar las técnicas artesanales y su legado cultural mexicano.

En el punto inferior de la botella los espirales sobrepuestos al barro crudo simbolizan la fertilidad de la tierra, mientras que la línea azul hace referencia al agua que le da vida al agave. En el centro hay una piña que alude al corazón y el alma del tequila. El decorado culmina con un plumeado en oro de 24 quilates, que simboliza el tequila añejo que lleva dentro.

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