“El trabajo de campo que se realiza con este oficio es prácticamente artesanal”, afirma Elisa Gutiérrez, gerente general de Casa Herradura.

Experiencia y tradición mexicana, esencia del tequila

Su trabajo comienza cuando el sol empieza a asomar sobre el horizonte de los vastos campos de agave azul, que tardan meses en prepararse. Según Elisa Gutiérrez, gerente general de Casa Herradura, el tallado de las “piñas” es una verdadera obra de arte en sí misma, y ​​este lugar demuestra que después de una visita, se puede ver que la propiedad es algo más que tequila.

“Tomar la coa y en general toda la herramienta para el corte de las ‘piñas’ no es nada fácil, se requiere de mucha experiencia y fuerza, ya que cada uno de estos instrumentos pesa cerca de cuatro kilos”, comenta sorprendida Elisa, mientras Juan Carlos, una persona que trabaja como jimador, corta con precisión milimétrica un gran agave azul, que está listo parta comenzar con el proceso de cocción en los hornos de la empresa.

Este oficio, que fue aprendido de generación en generación, es uno de los primeros procesos para obtener el tequila de la marca Herradura, uno de los más apreciados en México y el mundo, pero también conlleva ciertos peligros, por lo que nuestro personaje lleva una especie de espinilleras, que cubren sus piernas ante cualquier eventualidad por el corte.

“Ahora ya tienen una gran agilidad, pero en Brown- Forman (empresa dueña de la marca) contamos con todos los principios de seguridad para nuestros empleados, y mucho más para quienes trabajan en el campo, donde hay mayor probabilidad de que puedan estar expuestos”, aseguró Elisa.

La importancia de dejar “en perfectas condiciones”, el centro de cada planta es muy importante, ya que luego de cortar “los brazos verdes”, viene un corte central que parte en dos el producto para obtener “el néctar” que es inconfundible en un buen tequila.

“El ser jimador viene de los abuelos, padres y ahora nuestros trabajadores, quienes han encontrado en esta planta un lugar cercano y con excelente ambiente para continuar con una tradición legendaria que, en muchos casos, comenzaron sus familiares hace más de 150 años en este mismo lugar”, aseguró la directiva.

El proceso

Durante una visita a la planta de esta casa tequilera, ubicada en Amatitán, Jalisco, la aventura comienza desde las pequeñas casa de adobe y ladrillo construidas hace más de 150 años, donde vivieron los primeros trabajadores, para seguir con un recorrido por los hornos de mampostería, que todavía hoy podrían ser utilizados, pero que han cedido su lugar ante las nuevas tecnologías y llegar a los tanques de fermentación, con un olor que se pierde entre campo, vainilla y frutos diversos, que le dan esa calidad mundial al producto final.

“La marca cumple este año sus 152 años, durante la celebración de los 150 lanzamos a la venta un tequila especial el Extra añejo 150, que se vendió muy bien y acabó convirtiéndose en una reliquia coleccionable para nuestros clientes”, completo Francisco Baeza, director de Brown-Forman México, durante una cata de tequila realizada en esta misma visita en una bodega llena de enormes barriles.

“Si tú pruebas tequila, en su gran mayoría lleva cuando menos una gota de whiskey”, aseguró Baeza, quien dijo que estos barriles son de roble blanco, que “en algún momento fueron utilizados para el whiskey, por ello cada gota de tequila lleva intrínseco el sabor de esta bebida”.

Los olores fueron otro de los puntos más importes del recorrido, y aunque no se puede entrar a los hornos, por motivos de seguridad, la visita al viejo horno, que ya no se encuentra activo fue toda una aventura, con estructuras y maquinarias traídas desde Inglaterra en la época de Porfirio Díaz y que formaron parte de la Revolución Industrial.

Finalmente, la planta de producción y distribución es una muestra de la tecnología más avanzada de Tequila Herradura y de todo Brown-Forman, con robots que son los encargados de elaborar las cajas y empaques que salen hacia todas partes de la República y el mundo en donde, según datos del propio Francisco Baeza “tuvo una inversión oficial de 20 millones de dólares”.

La Hacienda la Herradura es una de las visitas obligadas no solo si se disfruta del tequila, sino para conocer la historia de una de las bebidas más importantes del planeta, y que tiene su origen en nuestro país.

Claves

Además del clásico tequila, la compañía también maneja las bebidas RTD (Ready To Drink) como New Mix, así como las combinaciones de Whiskey Jack Daniels con sabor. El recorrido por la hacienda es muy explicado por jóvenes que conocen a fondo la historia del lugar, muchos de ellos familiares de antiguas generaciones que trabajaron en el sitio.

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