La palabra tequila es de origen nahuátl, conoce qué significa y cómo surgió el nombre de la bebida mexicana.

¿Qué significa esta palabra “Tequila” de origen ancestral?

El tequila es una de las bebidas espirituosas mexicanas más consumidas en el país, gracias a su fuerte sabor combinado con limón y sal. Pero ¿por qué se llama así?

La revista INHAUS destaca que el nombre de la bebida proviene de su lugar de origen, Ciudad Tequila, pues es allí donde se produce el agua brava y actualmente cuenta con una gran cantidad de fábricas.

No obstante, el origen del nombre va más allá de una localidad. Tequila es una palabra de origen náhuatl: tequitl, que significa trabajo u oficio; y tlan, que significa lugar. Debido a lo anterior, se concluye que la palabra en su conjunto significa: lugar de trabajo.

Por otro lado, también se habla que la palabra Tequila hace referencia a la piedra de la región “obsidiana que se tallaba para usarse como herramienta”. En aquel entonces, esas piedras se conocían como tecatlis y, a quien la manejaba se le llamaba tecuilo.

Ante el surgimiento del tequila, se han dado a conocer las diversas teorías y leyendas sobre la bebida debido a su origen ancestral. Conoce una de ellas:

Mayahuel, una joven de apariencia muy hermosa poseía una planta mágica que podía dar alimento y bebida; sin embargo, se encontraba entre el maleficio de su abuela, quien era conocida como el demonio Tzitzimime.

Quetzalcóatl, cuando se transformaba en el Viento Cósmico, era nombrado Ehécatl. En uno de sus viajes por tierras jaliscienses se enamoró de la bella Mayahuel. Tras varios días pensando en ella, una noche con el cielo despejado, Ehécatl decidió escabullirse entre las estrellas para convencerla de escapar a la Tierra, repartir sus bondades entre los mortales y vivir su propia historia de amor. Ella aceptó y esa misma noche se escapó con él.

Para amarse y mantenerse a salvo de la malvada abuela, se convirtieron en un árbol de dos ramas. Así entrelazados se juraron amor eterno.

Sin embargo, la abuela de Mayahuel al notar su ausencia, reunió a otros demonios para bajar a buscarla. Tras encontrar el árbol, destrozó la rama en la que se escondía la bella joven y los pedazos los repartió entre las Tzitzimimes, quienes la devoraron en un instante.

Ehécatl devastado, recogió los restos de su amada para enterrarlos. Al poco tiempo, en ese preciso lugar nació la primera planta de agave que extendió sus raíces y llenó los campos del tan característico verde azulado.

Después, una tormenta eléctrica, cuando un rayo cayó sobre un sembradío de agaves y debido a su intensidad, se originó un incendio, donde posteriormente los vapores calentaron las bolas de agave, ocasionando que desprendieran una miel de sabor dulce y aroma agradable, que sería el tequila. _ Con información de Revista INHAUS y Velas Magazine.

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