Esto llevó a los lugareños a descubrir que al fermentarse, el líquido que salía tenía ‘poderes’ relajantes, estimulantes, además provocaba efectos de euforia al beberla.
Inicialmente esta bebida sólo era consumida por los sacerdotes, después con la llegada de los españoles trajeron un nuevo proceso de destilación que dio como resultado los orígenes formales del tequila en el siglo XVI.
Poco a poco se fue perfeccionando el procedimiento del destilado; sin embargo, el gobierno colonial prohibió su fabricación, por lo que se tuvo que elaborar de forma clandestina. Fue hasta que, dado el volumen que alcanzó su producción y las necesidades económicas de las autoridades, lo autorizaron y cobraron un impuesto a mediados del siglo XVII.
Gracias al pago de dicho impuesto se pudieron sufragar las primeras obras importantes para introducción de agua potable a la ciudad de Guadalajara y, años después, patrocinar la construcción del palacio donde aún hoy despachan los gobernantes de Jalisco.
Su delicioso sabor y la importancia que había tomado en aquellos años, llevó a que el tequila se convirtiera en el primer producto elaborado de exportación de la entidad.
Una vez que se consumó la Independencia en 1821, los licores españoles empezaron a tener mayores dificultades para llegar a México, lo cual dio oportunidad a que los fabricantes de tequila incrementasen sus ventas en la misma Guadalajara e iniciaran su comercialización en la Ciudad de México y todo el centro del país.
¿Cómo fueron los primeros tequilas que se hicieron?
Si bien los primeros tequilas que se elaboraron en México se hicieron en la clandestinidad, la primera bebida que fue reconocida y la primera en recibir permiso oficial de las autoridades virreinales para fabricar legalmente el destilado fue la elaborada por el empresario José Cuervo.
A finales del siglo XVIII, el rey de España otorgó a Don José Antonio de Cuervo terrenos para cultivar y cosechar el agave azul. Mientras que en 1795, el rey Carlos IV le otorgó la primera concesión para la producción comercial de esta bebida.
Y fue hasta 1812 que estableció la destilería La Rojeña, ubicada en una hacienda de Teuchitlán, Jalisco. Anteriormente había sido el segundo márques de Altamira, Pedro Sánchez de Tagle, el primero en construir una destilería en Tequila en 1600.
Sin embargo, sería el empresario Don Cenobio Sauza, quien sería el encargado de nombrar tequila a este licor que era conocido como “vino de mezcal”.
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